La creación de la Universidad Nacional Madres de Plaza de Mayo, proyecto de ley que recibió este miércoles media sanción en la Cámara de Diputados, fue considerado un paso “determinante” hacia la autonomía, ya que le permitirá a la comunidad educativa del actual Instituto Universitario Nacional de Derechos Humanos “Madres de Plaza de Mayo” (Iunma) “no depender de vaivenes políticos y burocráticos de la coyuntura”, aseguraron desde la casa de estudios, al recordar que durante la gestión del expresidente Mauricio Macri “hubo una pauperización de la estructura” de la institución.
El Iunma, ubicado en la calle Defensa 119, cerca de la Plaza de Mayo, fue creado por Ley N° 26.995 hacia fines de 2014, como unidad funcional del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, y fue constituído sobre la base de lo que fuera la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, integrando la experiencia pedagógica y oferta académica de esta institución.
“Hebe de Bonafini ideó este proyecto académico con la necesidad de llevar esta educación a todos los lugares”
Jacobo Isaac Grossman, secretario general del Iunma
“Para los estudiantes, la comunidad educativa y la gestión lo determinante es la autonomía y no depender de los vaivenes políticos como hemos tenido con respecto al macrismo, ni de los vaivenes burocráticos de la coyuntura. Del 2015 a 2019, el instituto tuvo todos los avatares de una ocupación del macrismo que devino en una pauperización de todos los vínculos y la estructura, al punto de que quisieron cambiar su nombre y sacarle la historia de Madres“, dijo a Télam el secretario general del Iunma, Jacobo Isaac Grossman.
Un antecedente del intento de creación de la universidad se encuentran en la iniciativa del senador nacional por Neuquén, Oscar Parrilli, que logró “ser aprobado por las comisiones de Educación y Presupuesto (de la cámara alta), pero no pasó al pleno” para lograr su media sanción, detalló Grossman.
En Diputados, en tanto, el proyecto fue presentado por Hugo Yasky y acompañado por Pablo Carro, Blanca Osuna, Mónica Macha, Susana Landriscini, Nancy Sand, Mara Brawer, María Lucila Masin, Rosana Andrea Bertone, Natalia Souto, María Rosa Martínez, Daniel Arroyo, Paula Andrea Penacca, y Gisela Marziotta.
Cuando Hebe de Bonafini ideó este proyecto académico transmitió “la necesidad de llevar esta educación a todos los lugares -recordó Grossman-, básicamente a los lugares alejados a los que la educación formal a veces no llega. Por otro lado, formar comunicadores y abogados comprometidos con los derechos humanos, obturando toda esta formación que ha venido en las últimas décadas con el liberalismo”.