
Con la mira puesta en el desarrollo del Distrito Vicuña, los proveedores de Chile insisten con las oportunidades que se les abren pensando en 2030 como inicio de las operaciones. Aunque destacan que los yacimientos Josemaría y Filo del Sol se encuentran en San Juan, aseguran que su país será clave para el abastecimiento del agua y la energía, así como para la logística de transporte y la mano de obra junto a la provisión de bienes y servicios.
En una nota titulada “Distrito Vicuña: las oportunidades para Chile del megaproyecto fronterizo que une Atacama con San Juan” y publicada en el periódico La Tercera, señalan que aunque las mayores faenas estarán del lado argentino, la industria minera chilena tiene mucho que aportar en ingeniería, tecnología, desalación y capital humano especializado.
Por otro lado, señalaron los trabajados que viene realizando Lundin- controlador del Distrito junto con BHP-, que ya está presente en la zona con la mina Caserones, que forma parte de Vicuña y la única que ya está siendo explotada: en 2023 produjo 120 mil toneladas de cobre concentrado.
“Aunque la mayor parte de las riquezas están del lado argentino, este inmenso proyecto también representa una gran oportunidad para la industria minera chilena, incluyendo el gran ecosistema de proveedores, tecnología y capital humano especializado”, destacan.
Ojos puestos en la infraestructura y la logística
Las empresas chilenas se preparan para convertirse en socios estratégicos del proyecto y aseguran que no sólo por los proyectos que pueden explotarse allí —como Ángela, muy cerca de Caserones, y Los Helados—, sino también por la logística e infraestructura que puede ofrecer el país.
“La distancia entre el Distrito Vicuña, incluso desde el lado trasandino, y los puertos chilenos, como Caldera, es seis veces menor que la existente hacia el puerto de Rosario, el terminal argentino más cercano. Y los caminos chilenos ya están construidos hasta Caserones, donde además existe la infraestructura de tuberías que permiten trasladar los concentrados. Todo eso reduce costos, impacto ambiental y riesgos operacionales”, subraya el informe periodístico.
En ese sentido, Dominique Viera, presidenta de la Asociación de Proveedores Industriales de la Minería (Aprimin) asegura que “el proyecto, dadas sus magnitudes, necesitará movilizar muchas toneladas de mineral, además de grandes cantidades de agua y energía. Para que pueda ver la luz, esa logística tendrá que ser a través de Chile’”.
El agua desalada, destacan, es otro aporte estratégico que puede entregar Chile al Distrito Vicuña. Cinco de estas plantas están en Atacama y otras cuatro en proceso de construcción. “En sus fases iniciales, debido a su menor escala, Josemaría podría operar de manera independiente, utilizando agua continental y transportando concentrados en camiones’” explica el analista de Plusmining. Pero cuando llegue el momento de Filo del Sol, de mayor escala, la infraestructura y logística chilenas serán cruciales.
La clave, proveedores y trabajadores: ¿De Argentina o de Chile?
¿Y qué oportunidades se presentan para los profesionales de la minería en Chile?, se preguntan. Aunque indican que desde Argentina se busca que la mayor parte de los contratistas provengan de ese país, para la Aprimin, lo ideal es tener una estrategia conjunta con los proveedores argentinos, “hacer asociaciones, capacitar a las personas. Porque no van a dar abasto sin los trabajadores ni los proveedores chilenos para abordar ambos mercados”.
Los perfiles requeridos serán variados, como ingenieros de procesos y expertos en plantas concentradoras, así como ingenieros civiles con experiencia en infraestructura de ductos y sistemas hídricos. Cuando llegue el momento de explotar los óxidos superficiales en Filo del Sol se necesitarán especialistas en hidrometalurgia y lixiviación, que en Chile-aseguran- hay y de muy alta capacidad.
Lo mismo ocurre con los proveedores. “Nosotros tenemos players de nivel mundial”, agrega Viera. “Todos los proveedores chilenos tienen oportunidad. Pero como estamos hablando a nivel proyecto, quienes primero tendrán que apoyar serán las empresas de ingeniería y construcción de gran escala (las llamadas epecistas), así como las que entreguen la maquinaria y la tecnología para llevar a cabo esos proyectos”.
También serán esenciales las proveedoras de soluciones de desalación y operación de plantas, y en especial “los operadores portuarios y de transporte terrestre, indispensables para la exportación de concentrados”, agrega Muñoz.
La presidenta de Aprimin aseguró que “el ánimo no es competitivo sino colaborativo”. Habrá que ver cómo reciben las intenciones chilenas los proveedores sanjuaninos y argentinos ante la posibilidad de recibir el know-how chileno con años de experiencia en minería.
















