

Por Andrés Aguilar, especialista en Derecho Minero
La clave para destrabar el enorme potencial minero de Argentina radica en una estrategia clara: incentivar la inversión privada en infraestructura con marcos regulatorios predecibles, garantías de retorno y acceso al financiamiento internacional. Sin estas condiciones, el sector no podrá sostener el crecimiento proyectado ni aprovechar la demanda global de minerales estratégicos.
El reciente informe del Gobierno de Argentina, titulado Requerimientos de Infraestructura para el Desarrollo del Sector Minero, expone un obstáculo estructural crítico: sin mejoras en rutas, vías férreas, líneas de transmisión eléctrica y puertos, los proyectos de cobre, litio, oro y plata no podrán materializarse. La solución pasa por un modelo que combine incentivos fiscales, seguridad jurídica y asociaciones público-privadas.
Fragilidad
Las proyecciones del informe son ambiciosas: cuadruplicar las exportaciones mineras hacia 2030 y multiplicarlas por seis en 2035. Sin embargo, sin infraestructura adecuada, estos objetivos podrían quedar en el papel.
Las regiones con mayor potencial minero—NOA (Jujuy, Salta, Catamarca y Tucumán), Cuyo (San Juan, Mendoza y La Rioja) y Patagonia (Santa Cruz, Chubut y Neuquén)—requieren inversiones críticas en:
Carreteras para el transporte de insumos y minerales.
Rehabilitación ferroviaria para optimizar la logística y reducir costos.
Infraestructura energética para sostener la producción minera con un suministro estable.
Puertos y logística internacional para agilizar la salida de minerales hacia mercados globales.
Desafíos
El sector minero argentino enfrenta varios desafíos estructurales:
Transporte terrestre: Gran parte del mineral se transporta en camión, lo que encarece la logística. Es prioritario ampliar rutas nacionales y pavimentar caminos secundarios.
Conectividad ferroviaria: La mejora del Belgrano Cargas y la reactivación del Ferrocarril San Martín son claves para conectar las minas con puertos estratégicos como Rosario y Bahía Blanca.
Energía insuficiente: La expansión de líneas de alta tensión (500 kV) en NOA y Cuyo es fundamental, ya que muchos proyectos dependen de una matriz energética inestable.
Puertos limitados: Las capacidades actuales no están alineadas con el volumen proyectado de exportaciones mineras.
Inversión
Para materializar estas obras, el capital privado debe asumir un rol protagónico. No obstante, para atraer inversión es imprescindible garantizar:
Seguridad jurídica: Los proyectos de infraestructura requieren reglas claras, estabilidad normativa y marcos contractuales predecibles. Además, la calidad de los funcionarios públicos encargados de la planificación y ejecución de políticas será determinante. Contar con profesionales con visión estratégica, conocimientos técnicos y experiencia en gestión de proyectos de largo plazo es clave para generar confianza.
Retorno asegurado: Tarifas, concesiones a largo plazo o modelos de participación en la rentabilidad del sector pueden generar confianza en los inversores.
Acceso a financiamiento internacional: El respaldo de organismos multilaterales y bancos de desarrollo será clave para estructurar financiamientos competitivos.
Incentivos fiscales: Exenciones impositivas, depreciación acelerada de inversiones y esquemas de participación público-privada pueden jugar un papel crucial.
Conclusión
Argentina tiene una oportunidad única para posicionarse como un actor clave en la minería global, especialmente en la producción de cobre, mineral esencial para la transición energética. Sin embargo, la falta de infraestructura podría frenar el desarrollo del sector y privar al país de una fuente crucial de ingresos y empleo.
La inversión privada será el motor del crecimiento minero, pero para atraer capitales internacionales, el Gobierno debe ofrecer seguridad jurídica, esquemas contractuales sólidos y mecanismos claros de retorno de inversión. La calidad de los funcionarios encargados de la planificación y ejecución de políticas de infraestructura será determinante. Si Argentina no logra generar un entorno atractivo y predecible, las inversiones se dirigirán a mercados más competitivos, desperdiciando una oportunidad histórica para el desarrollo del país.