

La minería continúa siendo uno de los pilares de la economía sanjuanina, generando empleo, inversiones y movimiento en actividades complementarias. Sin embargo, su imagen en la sociedad refleja una dualidad: la mayoría valora su impacto económico, pero un sector importante sostiene preocupaciones ambientales y sociales.
Según un estudio realizado por Ethos Consultora entre el 11 y el 14 de agosto en el Gran San Juan, con un nivel de confianza del 95% y un margen de error del 5%, el 62,4% de los encuestados calificó positivamente a las empresas mineras (1,6% «muy buena» y 60,8% «buena»). Entre los motivos se destacan la generación de empleo, el impulso a comercios y servicios y la proyección de San Juan como provincia minera a nivel nacional e internacional.
La visión favorable es especialmente alta en los jóvenes de 16 a 24 años, donde un 90% tiene una opinión positiva, lo que refleja las expectativas laborales de un sector que enfrenta elevados niveles de desempleo.
En el otro extremo, el 37,6% de los sanjuaninos considera negativa la imagen de la minería (29,4% «mala» y 8,2% «muy mala»). Las principales preocupaciones giran en torno al consumo de agua en una provincia desértica, los incidentes de contaminación registrados en años anteriores y la percepción de que en los yacimientos binacionales los beneficios logísticos y comerciales favorecen más a Chile que a San Juan.
Brechas de género y edad
El estudio muestra diferencias por género: mientras que el 64,20% de los hombres tiene una visión positiva, en el caso de las mujeres el apoyo baja a 56,47%, con un rechazo de 34,12%, casi diez puntos más que en varones.
Por edades, el respaldo disminuye con el paso de los años. En los adultos mayores de 64 años, la imagen positiva cae al 44,58%, mientras que el rechazo supera el 55%. La consultora señala que este sector vivió de forma más directa episodios de contaminación pasados, lo que condiciona su opinión.
Educación y ocupación: los contrastes
El nivel educativo también marca diferencias. Quienes tienen estudios primarios o secundarios tienden a valorar más a la minería (47% y 69% de imagen buena, respectivamente), mientras que entre los universitarios predomina la visión negativa, con un 50% de opiniones «muy malas».
La ocupación es otro factor clave: tanto ocupados como desocupados valoran la minería como fuente de empleo, mientras que entre los jubilados la visión negativa llega al 60%, asociada a mayores preocupaciones ambientales y a una menor expectativa laboral.
Evolución de la licencia social
La llamada licencia social para operar ha atravesado diferentes etapas en San Juan:
- 2005–2012: auge inicial con Veladero y Pascua Lama, con aprobación social del 70–75%.
- 2015: derrame de cianuro en Veladero, que elevó el rechazo al 40%.
- 2016–2020: recuperación parcial, con un 60% de aceptación y un 30% de rechazo.
- 2025: el estudio de Ethos marca un 62,4% de imagen positiva y 37,6% negativa, lo que confirma que la aceptación se mantiene, pero con mayor fragilidad que en los años de auge.
En comparación con otras provincias, San Juan sigue siendo más favorable a la minería: en Mendoza o Chubut, el rechazo supera el 60%–70% y ha frenado proyectos. No obstante, dentro de la provincia la tendencia muestra un desgaste progresivo, donde la aceptación ya no es automática y depende cada vez más de la transparencia y la distribución de beneficios.
El desafío de la confianza
El informe concluye que la minería en San Juan enfrenta un desafío central: construir confianza social. Si bien la mayoría reconoce los beneficios económicos y laborales, los cuestionamientos vinculados al agua, al ambiente y a la equidad en la distribución de la renta minera pueden erosionar ese apoyo en el mediano plazo.
La tarea pendiente, tanto para el Estado como para las empresas, es transparentar la gestión ambiental, garantizar el uso responsable de los recursos hídricos y asegurar que los beneficios lleguen de manera visible a la comunidad local.
En definitiva, la minería sanjuanina mantiene una imagen mayormente positiva, pero con bases más frágiles que en el pasado. Su futuro dependerá de cuánto logre equilibrar la balanza entre el desarrollo económico y la sostenibilidad social y ambiental.