

Arrancó la segunda edición de Argentina Cobre 2025 y todas las miradas del mundo minero están puestas en San Juan y en esta ocasión, teniendo en cuenta la inquietud reinante de los empresarios locales sobre la Ley de Proveedores Mineros.
Quien habló sobre el tema fue el country Director de Vicuña, José Morea, quien dijo: “Las minerías de mejores prácticas internacionales, siempre terminan derramando en las comunidades cercanas primero, quien más cerca está del proyecto mayor participación tiene, siempre bajo procesos transparentes, competitivos y de diálogo constante. Estoy convencido que la vasta mayoría de los proveedores de Vicuña van a venir de San Juan”, pero a su vez aclaró que «eso se irá dando con el tiempo con cada proceso licitatorio y con cada avance de inversión del proyecto”.
El presente y las dudas
La realidad hoy, es que al parecer los proveedores locales no son una prioridad para Vicuña, y lo demuestra con las licitaciones y el desembarco de proveedores de afuera de la provincia y del país.
José Morea: «San Juan debiera ser lo suficientemente inteligente para proteger una reputación que tanto le ha costado construir».
“Que haya una ley con cupo de proveedores locales sería contraproducente para San Juan. Tanto le costó construir esta excelente reputación que tiene a nivel mundial para traer inversiones mineras, creo que dar un paso en ese sentido limitará la competencia y la transparencia de los procesos licitatorios en los cuales las empresas internacionales están obligadas a someterse porque tienen inversionistas internacionales”, manifestó Morea.
Iván Grgic: «el cobre exige traer bienes y conocimientos que no están en San Juan o en Argentina»
Posteriormente Iván Grgic fue el encargado de «aplacar las aguas». El flamante presidente de la Cámara Minera de San Juan, contrarrestó con un discurso más conciliador, y se refirió a la necesidad de integrar la mirada local con la global. “Para las empresas mineras la prioridad está en lo local, pero el cobre nos exige traer bienes y a veces también conocimientos que no están en San Juan o no están en la Argentina», y expuso que «Estamos en ese proceso y es fabuloso, y tenemos que seguir en esa línea, con el orden nacional y el orden provincial, pero son consensos que exigen mucho trabajo concreto».
¿Quién define la reputación de San Juan?
La afirmación de Morea plantea una visión preocupante, al sugerir que garantizar un mínimo de participación a proveedores locales podría “dañar” la reputación de San Juan.
Lo que omite el directivo es que la reputación de la minería sanjuanina no se construyó sola, ni vino desde Londres o Toronto: fue el resultado del trabajo, la inversión y el compromiso de miles de pymes, contratistas, transportistas, ingenieros y técnicos locales que hicieron posible que los grandes proyectos llegaran y crecieran con raíces sanjuaninas.
Hoy, en nombre de la “transparencia” y la “competencia internacional”, se pretende abrir la puerta a que las grandes consultoras y contratistas extranjeras se lleven gran parte del valor generado, dejando a San Juan solo las regalías… y los pasivos, sin entender que lo que hizo posible el crecimiento de la minería, fue la licencia social que otorgó San Juan, gracias al apoyo y defensa de lo local.
Un pueblo no vive de regalías
El desarrollo verdadero no se mide solo en ingresos fiscales. Una provincia progresa cuando su gente trabaja, sus empresas crecen y se generan oportunidades locales sostenibles.
La idea de que una ley de cupo para proveedores locales sea “peligrosa” para la imagen de San Juan es una falta de respeto para quienes han sostenido esta industria desde sus comienzos.
Además, ¿Cuál es el problema en establecer reglas claras que aseguren participación local? En muchos países mineros de primer nivel como Canadá, Australia o incluso Chile, existen normas de contenido local que no espantan las inversiones, sino que las ordenan y aseguran que la riqueza no se concentre solo en multinacionales, sino que se redistribuya de manera equitativa.
¿Inteligencia o sumisión?
Gobierno y proveedores locales el pasado viernes dialogando acerca de cómo buscar soluciones a la falta de contratos y empleo local de las empresas sanjuaninas.
Gobierno y proveedores locales el pasado viernes dialogando acerca de cómo buscar soluciones a la falta de contratos y empleo local de las empresas sanjuaninas
El directivo fue más allá y afirmó ante los micrófonos de los medios de comunicación : “San Juan debiera ser lo suficientemente inteligente para proteger una reputación que tanto le ha costado construir y que hoy le abrió la puerta a este tipo de inversiones de grandes empresas internacionales que vienen a hacer minería multigeneracional en forma sostenible por más de 50 años”.
Aquí la inteligencia que se sugiere parece confundirse con sumisión y dependencia externa.
¿Es inteligente resignar el crecimiento de proveedores locales en nombre de una supuesta sostenibilidad multinacional de 50 años? o ¿Sería más inteligente consolidar un modelo en el que las empresas extranjeras se adapten a las reglas del desarrollo local, en lugar de imponer sus propias condiciones?
Una narrativa que preocupa
Finalmente, Morea cerró: “Los sanjuaninos deberían estar orgullosos de los procesos que está llevando adelante el Gobierno provincial”.
Orgullo sí, pero no ciego. La sociedad sanjuanina debe estar atenta. Porque los procesos públicos que se diseñen hoy marcarán el tipo de minería que se hará mañana: una minería con rostro local, o una minería sin alma, manejada por decisiones que se toman a miles de kilómetros de los Andes.
El ministro de Minería y el ministro de Producción, conocen de primera mano la situación real de las empresas y proveedores locales.
Tapar el sol con un dedo y permitir fuga de oportunidades, atropellos y «mandoneos» puede traer consecuencias políticas en su gestión.
Los sanjuaninos han dado su aval a través de las urnas al actual gobierno, pero no a Vicuña, y las declaraciones del country director de la minera revelan una peligrosa lógica corporativa, que minimiza la importancia de los actores locales en favor de una competitividad que muchas veces es solo una excusa para importar servicios llave en mano, excluyendo al tejido productivo local.
San Juan no debe perder el rumbo. La minería debe ser un camino de desarrollo con rostro sanjuanino, no una autopista para la fuga de oportunidades.