

Según la ministra, el tratado binacional permite avanzar en protocolos específicos para proyectos que cruzan la frontera, facilitando permisos, logística e infraestructura. Ya se han implementado en iniciativas como Pascua Lama, Vicuña, El Pachón y Filo del Sol, sentando precedentes para una minería sin límites físicos.
En esa línea, enfatizó que Chile ve con buenos ojos que Argentina desarrolle su industria minera, y que incluso puede beneficiarse de la cercanía para compartir servicios, conocimiento, infraestructura y mano de obra calificada.
BHP y el proyecto Vicuña: un símbolo de la integración
Uno de los proyectos más representativos de esta nueva era es Vicuña, ubicado en la provincia de San Juan (Argentina) y controlado por BHP y Lundin al 50% cada uno.
El proyecto es ambicioso: promete convertirse en uno de los mayores productores de cobre del hemisferio sur. Pero su escala requiere una infraestructura hídrica compleja, y ahí aparece un nuevo desafío binacional.
El agua: un tema delicado que pone a prueba el tratado
El desarrollo de Vicuña necesitará una gran cantidad de agua para sus operaciones. Aunque el yacimiento está en suelo argentino, la fuente de agua más cercana y abundante está en territorio chileno, específicamente en la Región de Atacama.
Según informes técnicos y documentos ambientales en evaluación, BHP evalúa captar agua del lado chileno y transportarla hacia Argentina para abastecer el proyecto. Esta posibilidad ha generado inquietudes en sectores mineros, políticos y sociales en Chile, donde el agua es un recurso extremadamente escaso y donde comunidades ya enfrentan estrés hídrico severo.
Si bien estamos hablando de usar el agua del mar a través de desoladoras, todo lo referente a coordinar las acciones entre ambos países requiere tiempo y mucha burocracia, como hemos comprobado con el paso del Túnel de Agua Negra donde la obra beneficia a ambos, pero donde no se concretan las obras.
Proyecto binacional Filo del Sol en el distrito Vicuña, ¿Cómo ve la ministra su impacto estratégico? ¿Chile dejaría de ser el referente único en exportación de cobre?
La ministra fue clara en sus respuestas: «este distrito tiene yacimientos tanto en Argentina como en Chile. Lundin Mining, además, es dueño de Caserones y Candelaria, lo que podemos ver que tenemos un espacio productivo relevante». Que otros países desarrollen su industria minera no lo vemos como una amenaza, sino como una oportunidad.
Tenemos experiencia, proveedores calificados e infraestructura, lo que nos permite complementar esa producción. La demanda por cobre seguirá creciendo, no hay un reemplazo, y creemos que este tipo de desarrollos puede incluso potenciar los yacimientos del lado chileno, como Caserones y Candelaria».
Además, finalizo con una frase clave: «se abre la posibilidad de generar sinergias entre proveedores chilenos y argentinos, desarrollando asociaciones de colaboración y transferencia de experiencia».
¿Agua si o agua no?
La ministra ha sido cauta y no se ha pronunciado categóricamente al respecto. Si bien no descartó la cooperación hídrica en anteriores entrevistas si dejo claro siempre que Chile tiene una posición clara respecto al uso del agua: primero deben garantizarse las necesidades internas, especialmente las de las comunidades y ecosistemas locales.
El caso de BHP y Vicuña representa el potencial de la cooperación minera, pero también los límites que impone la realidad ambiental. Mientras los gobiernos impulsan la integración, se vuelve fundamental coordinar políticas de sustentabilidad, sobre todo en zonas sensibles como el desierto de Atacama y la alta cordillera.
La integración minera no puede limitarse al cobre y los permisos: debe considerar la gestión sostenible de los recursos compartidos, especialmente el agua.
La ministra chilena propone una visión madura de la minería binacional: Argentina no es competencia, es complemento. Proyectos como Vicuña, liderados por BHP, pueden marcar una nueva era de cooperación energética y productiva.
Sin embargo, el caso del agua demuestra que la integración también exige responsabilidad ambiental, transparencia y diálogo institucional. La verdadera minería del futuro será la que respete las fronteras naturales, incluso cuando las geológicas y productivas las superen.