

La marcha de jubilados este miércoles en la Ciudad, se realizó bajo un fuerte operativo policial, como viene ocurriendo de manera habitual cada semana. Los jubilados y pensionados se convocaron a partir del mediodía para ir hacia el palacio legislativo, para reclaman un aumento de sus haberes ante la devaluación que hizo el Gobierno, la extensión de la moratoria y la restitución de los medicamentos gratuitos.
Los manifestantes fueron rodeados por más de 1.000 agentes de las fuerzas federales de seguridad, al mando de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Mientras, los convocados tuvieron el apoyo de grupos como los científicos del CONICET y el personal médico del Hospital Garrahan.
Después de las 15, los uniformados de la PFA empujaron a los manifestantes hacia la plaza, para evitar que corten la calzada, mientras seguían llegando otras columnas. Luego se sumó la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) para llevarlos hacia la vereda. De esta forma, trataron de impedir que logren juntarse en forma masiva y corten la calle Rivadavia, a la altura del Congreso.
Más tarde, las fuerzas policiales formaron una especie de cerrojo sobre los manifestantes, en Rivadavia y Virrey Ceballos, según contó el cronista Nicolás Munafó. Avanzaron “a los empujones”, tanto la PFA como la Prefectura lograron limitar el movimiento de los autoconvocados.
Antonio Becerra, un fotoperiodista, fue gaseado y terminó en el piso, a pesar de que tenía una máscara antigas, un elemento que empezó a usar la prensa para contrarrestar los efectos de la represión que impuso Javier Milei. Por su parte, la cronista Daniela Gian contó que hubo otro colega, Oscar, que resultó herido también por los gases. Luego de estos incidentes, llegaron más efectivos de Gendarmería al lugar.
En el programa De Una en C5N, una jubilada que se presentó como Ana María Tapia, aclaró que ella sigue trabajando y que no acepta la ayuda de sus hijos: “Si ellos (el Gobierno) me enseñan cómo pago la luz y cómo vivo con 300 mil pesos por mes, yo no vengo más, pero no van a poder hacerlo”.
“Vamos a seguir viniendo porque lo merecemos. Tenemos que seguir luchando por es nuestro derecho y no van a conseguir sacarlo”, aseguró otra de las manifestantes que va cada miércoles al Congreso.
“Trabajo desde los 16 años. Tengo mi casa y todavía como. Pero vengo por mis compañeros, que no tienen casa y que le sacaron su derecho a los medicamentos. Vengo por ustedes también”, aseguró la mujer.
A medida que avanzó la tarde, los efectivos de la Policía de la Ciudad, la Policía Federal y la Prefectura rodearon el Congreso con un cordón humano, para que los adultos todos las personas que llegaron para manifestarse y acompañar a los adultos mayores no pudieran ni ingresar a la plaza.