

Tras anunciar la muerte del papa Francisco, que falleció este lunes por la madrugada a los 88 años, el Vaticano activó automáticamente el protocolo conocido como “Sede Vacante”, el cual comprende el período que va desde la confirmación de la noticia hasta la elección del nuevo Pontífice.
El primer paso del protocolo consiste en que el camarlengo, quien preside la Cámara Apostólica, confirme la muerte y selle el lugar donde ocurrió. Luego, el Vaticano suspende todo tipo de audiencias y comienza a organizar el funeral, que se lleva a cabo entre el cuarto y sexto día posterior al fallecimiento.
Mientras tanto, el Colegio Cardenalicio asume la administración temporal de la Iglesia católica hasta que todos los cardenales se reúnan en el cónclave que definirá al nuevo Pontífice. Este evento se realiza entre 15 y 20 días después de la muerte.
Cómo es el cónclave donde se elige al nuevo Papa
Actualmente, el Colegio Cardenalicio está compuesto por 252 cardenales, pero solo los que tienen menos de 80 años pueden participar del cónclave y votar para elegir al nuevo Papa. Esto reduce el número de electores a 138, de los cuales casi el 80% fueron nombrados por Francisco.
El nuevo Pontífice necesitará los votos de dos tercios del Colegio Cardenalicio para su designación. En diciembre del año pasado, al nombrar a 21 nuevos cardenales, Francisco llegó a un total de 110 designados durante su papado con el objetivo de que su sucesor continúe su agenda reformista.
“Las periferias del mundo, junto con las grandes archidiócesis y las principales figuras de la Curia romana, están todas incluidas en la lista hecha pública por el Sumo Pontífice, que pretende reforzar la imagen de una Iglesia universal que abarca todas las latitudes”, informó en esa ocasión la oficina de prensa del Vaticano.
Qué cambios hizo Francisco en el protocolo para su funeral
Durante su papado, Francisco modificó el Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, el libro litúrgico que guía los funerales del Papa, y eliminó algunos de los pasos para simplificar el proceso. Los principales cambios incluyen:
- La constatación de la muerte se realizó en la capilla privada, no en la habitación del Papa.
- Se eliminaron los tres ataúdes tradicionales (ciprés, plomo y roble) y se dejó uno solo de madera con un revestimiento interior de zinc.
- El cuerpo se pondrá en el ataúd y será expuesto a los fieles dentro del féretro abierto.
- El traslado al Palacio Apostólico no se realizará más, e irá directo a la Basílica de San Pedro.
- Durante la exposición, no se colocará el báculo papal junto al féretro.
- Ya no será más un entierro de doble o triple sepultura.
- El rito de los “novendiales”, los nueve días que siguen al funeral, se ajustará con cuatro formularios de oraciones en vez de tres.