Últimamente, en las afueras de la Capital de San Juan, se han visto grandes cantidades de mariposas blancas. Ante este nuevo fenómeno, Elías Ruiz, biólogo de la Universidad Nacional de San Juan y especialista en la entomología (estudio de los insectos y otros artrópodos como los arácnidos), comentó que podría tratarse de la especie Ascia Monuste, cuyo nombre común es Pirpintos y pertenece a la familia de los Piéridos.
Según el especialista, hay muy pocas mariposas blancas en la provincia y las apariciones más abundantes se han visto en Los Berros y en Jáchal, siendo un fenómeno muy interesante de observar. Si bien esta especie es nativa de la región, su proliferación se debe al cambio climático.
Esta variedad se alimenta, en su estado larval, de la alfalfa y el repollo, además de otras hortalizas. Debido a las mayores precipitaciones y de las temperaturas elevadas que hay en la provincia se podría haber creado un ambiente que sea favorable para la propagación de este tipo de insectos.
Con seguridad se ha determinado que las poblaciones de otros tipos de insectos suelen variar de un año al otro y todo esto depende de la disponibilidad de alimento, la calidad del hábitat y las condiciones climáticas.
El especialista indicó que no es apropiado, por ahora, nombrar a este fenómeno como una plaga porque eso requiere estudios más exhaustivos. Las plagas ocasionan daños y perjuicios al ser humano, y habría que determinar si el gran número de especies traería problemas a los agricultores y ganaderos.
De todas formas, es importante dejar claro que las mariposas son una parte crucial de los ecosistemas.
Ruiz, recalcó que es importante no quedarse con suposiciones y trabajar con agricultores y ganaderos de la región para monitorear estas mariposas y evaluar qué impacto tienen en los cultivos y en los pastizales. Esta es la manera correcta, respetuosa y amigable para intervenir el medio ambiente.
“Necesitaría hacer una determinación taxonómica hilando más fino para determinar con más certeza si podría tratarse de esta especie”, aclaró el biólogo. Pero es un fenómeno que está aconteciendo en el extremo austral del continente Sudamericano debido a la variación climática que existe.
En la creencia popular, estas manifestaciones son un símbolo de buena suerte, de cambio positivo, de transformación del espíritu y el paso a otra vida.