Mientras Javier Milei y Mauricio Macri diseñan una especie de acuerdo macro de gobernabilidad que podría derivar en las próximas semanas en el desembarco de más dirigentes vinculados a la jefatura del PRO, tras la convocatoria de María Tettamanti en el área de Energía, la crisis interna en el PJ y la UCR entrará en las próximas horas en una etapa clave para el futuro de los dos principales partidos políticos del país.
En el peronismo, la principal novedad es la ruptura, por ahora insalvable, entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof, uno de sus discípulos más notables, insospechado hasta hace meses de emprender su propio proyecto por fuera del paraguas de la ex presidenta. Hasta ayer, el gobernador bonaerense no se había pronunciado en favor de la postulación de su ex jefa a la presidencia del PJ nacional, no tenía previsto hacerlo, y peor aún: en la tarde del sábado decidió dar un paso más en su plan independentista con la publicación de un comunicado en el que le reprochó, aunque sin mencionarla, sus métodos de conducción, los que calificó como “la lógica del sometido o traidor”.
“Lo llevaron a ese lugar, por fin se puso los pantalones largos”, aseguró anoche un viejo dirigente peronista que no quiere a CFK.
Fuentes provinciales volvieron a insistir anoche en que el gobernador “está jugando la carta de la neutralidad”, pero desde La Cámpora y el Instituto Patria creen, por el contrario, que especula con la nominación de Ricardo Quintela, el contendiente de la ex presidenta.
Aún restaban, hasta ayer, unas 72 horas para la presentación de impugnaciones u observaciones.
Anoche, altísimos dirigentes del PJ intentaban encontrarle una salida a una encerrona que exhibe la crisis interna, que expone a la ex presidenta y que desnuda la rebelión de uno sus hijos políticos más preciados como Kicillof que, para colmo, se posicionó en estos meses como el dirigente opositor con mejor imagen, según los sondeos más serios. “Con voluntad, siempre hay salida”, resaltó un operador del PJ que trabajaba ayer a contrarreloj para acercar posiciones.
No es un trabajo sencillo. Cristina Kirchner está dolida con Kicillof, y el gobernador arrastra una disputa crudísima con su hijo Máximo por el control de la provincia de Buenos Aires. “Últimamente, sectores de nuestra fuerza política han decidido criticarme mucho y acompañarme poco”, escribió en el comunicado del sábado, celebrado por el grupo de intendentes que lo quieren autónomo, como Jorge Ferraresi, de Avellaneda. En el entorno del gobernador creen que hubo un operativo para arrinconarlo que empezó a ejecutarse hace un mes atrás, en el acto del jefe de La Cámpora en el club Atenas de La Plata. Desde la agrupación K dicen que es al revés: que es el ex ministro el que quiere sencillamente jubilar a la ex presidenta y encarar su propio proyecto, para no ser Alberto Fernández.
Lo cierto es que, ayer, fuentes cercanas a Quintela sinceraban el operativo para tratar de prorrogar la elección interna: “Es el planteo más serio”. “No hay tiempo físico, en un partido que no tiene ejercicio de internas, con un padrón de varios millones de afiliados, si votan, por ejemplo, 200 mil es un papelón”, explicaron.
Esta es la principal preocupación en ambos campamentos, pero en especial en el de la ex mandataria, que tiene mucho más para perder que el riojano.
Aún no hay certezas, en ese sentido, de la logística y el financiamiento de la elección pautada para el 17 de noviembre. El Gobierno no quiere liberar ninguna partida presupuestaria. Hay distritos en los que los padrones están muy desactualizados, y es muy difícil saber con la cantidad de afiliados reales con los que cuentan porque en algunos casos no se actualizan desde hace más de una década. En una provincia del norte, por ejemplo, la Justicia electoral no incorporó afiliaciones de los últimos tres años, y los apoderados del PJ de ese territorio supervisan, municipio por municipio, para tratar de organizar la convocatoria. Tienen, para colmo, candidatos en ambas listas, la de Quintela y la de Cristina Kirchner.
En Santa Fe, uno de las provincias más importantes, sucede algo similar. Con un agravante: el nivel de tensión entre ambos bandos es cada vez más alto a medida que pasan los días. Y hay figuras muy importantes de ese distrito que están decididas a jugar en contra de la ex presidenta, entre ellos Jorge Molina, el secretario General de UPCN de Santa Fe, que responde a Andrés Rodríguez. Según fuentes partidarias, hubo comunicaciones en estos últimos días entre Rodríguez y Victoria Tolosa Paz, una de las diputadas que colabora con la campaña de Quintela. La semana pasada, la ex ministra de Desarrollo Social mantuvo un encuentro con Florencio Randazzo en un hotel porteño de Puerto Madero.
Milagros Monserrat, una dirigente que responde a Omar Perotti, también integra las listas del riojano. Y Natalí Bedini, que se presenta como especialista en “comunicación política” y que en su momento fue muy cercana al ex presidente Fernández.
La semana pasada, Quintela espero un llamado de Cristina Kirchner, que definió apurar su candidatura cuando la convencieron de que Kicillof jugaría a la neutralidad, es decir, que no apoyaría públicamente la postulación de la ex jefa de Estado. Detrás de esa asesoría a la ex mandataria estuvieron, dicen, tanto Eduardo “Wado” de Pedro como el jefe de La Cámpora, que está muy molesto con el gobernador.
Las relaciones se resintieron en los últimos dos meses porque en los primeros días de agosto, una delegación K viajó hasta La Rioja para participar del acto de jura de la nueva constitución provincial encabezada por Quintela. Hasta esa provincia llegaron Juliana Di Tullio y Oscar Parrilli, dos cristinistas de pura cepa. El visitante más notorio fue Kicillof, que lo hizo acompañado, por ejemplo, del ministro camporista Nicolás Kreplak. En el peronismo explicaron que antes de ese acto, el gobernador riojano fue avalado por la conducción de La Cámpora para recorrer el país y presentarse para presidir el PJ, acéfalo desde que Fernández renunció por la denuncia de violencia de género de su ex pareja. Desde ese momento se empezó a hablar de la dupla “Qui-Ki” hasta que Cristina Kirchner entendió que debía revalidar con urgencia su liderazgo y anotarse, en soledad, para encabezar por primera vez formalmente el partido. El gobernador bonaerense buscó entonces una salida digna para Quintela, pero no lo consiguió.
Las rencillas del peronismo en crisis tienen lugar en medio de una avanzada de Milei en la ejecución de su programa de gobierno que ayer sumó un nuevo capítulo con la brutal reformada anunciada para la AFIP, que pasará a llamarse Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), de la que dependerá solo la DGI y la DGA.
Para eso, Milei planea la publicación de un decreto con las modificaciones, en plena negociación del Ejecutivo con sus aliados mientras en el Congreso se discuten cambios a la ley 26.122 que regula el tratamiento de los DNU en el Parlamento, sancionada en el 2006. Una de las reformas consistiría en dar de baja cada decreto presidencial si éste no es validado por los legisladores en un plazo de entre 90 y 120 días.
Para el presidente, el blindaje al veto de la ley de financiamiento universitario fue toda una prueba de fuego que terminó, por ejemplo, por acercar aún más posiciones entre La Libertad Avanza y el PRO después de una serie de cortocircuitos. Ese apoyo de la conducción del PRO en manos de Macri, tras una reunión entre el ex presidente y Santiago Caputo, el asesor presidencial estrella que ayer ganó más terreno con la reestructuración de la AFIP, contribuyó a que desembarcara Tettamanti en Energía. En simultáneo, hay conversaciones para una convocatoria a futuro que podría incluir a Martín Maquieyra, un diputado que se especializó en estos años en el rubro de la energía y el petróleo, en el directorio de YPF. También hay sondeos en torno al lugar que dejó vacante Martín Huidobro, el subsecretario de Trabajo: a fines de esta semana podría haber novedades con algunos técnicos de segunda y terceras líneas del PRO. La relación de Sandra Pettovello con Macri es fluida.
Pero las posibles incorporaciones no incluirían solo al PRO, si no también a la UCR, al menos al sector más aliado al gobierno. Es que, como el peronismo, el radicalismo también está inmerso en una crisis de liderazgo, interpelado, por un lado, por la aparición de Milei y, por el otro, por una oposición férrea al líder libertario, que tiene, por caso, a Martín Lousteau como uno de sus principales abanderados.
Según altas fuentes parlamentarias y del Gobierno, hay conversaciones muy avanzadas para que Alejandro Cacace, un ex diputado que trabaja hoy como uno de los principales asesores del bloque de la UCR en la Cámara baja, que tiene acceso a las comisiones y a las reuniones de laborar parlamentaria, y que es de confianza de Rodrigo de Loredo, presidente de esa bancada. Cacace, que trabajó con Leandro Despouy en la Auditoría General de la Nación (AGN), sólido técnicamente, podría recalar como subsecretario en el ministerio que conduce Federico Sturzenegger, “el coloso”, uno de los preferidos de Milei.
El posible desembarco de Cacace en el Ejecutivo sería, de todos modos, solo un mojón en la disputa interna del radicalismo, que en las próximas semanas podría presentar serias novedades en la Cámara baja: el bloque, integrado hoy por 33 legisladores, está a punto de partirse en al menos dos bandos como consecuencia de los diputados que en su momento acompañaron al gobierno con el veto a las jubilaciones, una decisión que implosionó a la bancada. Se trata de Martín Arjol, Mariano Campero -el único de los cinco que estuvo en el asado de los “héroes”, en Olivos-, Pablo Cervi, Luis Picat y Federico Tournier, que tenían en agenda estar ayer en Casa Rosada, un encuentro que se pasó, en principio, para el miércoles. “Muchos de esos diputados gozan del síndrome de la irrelevancia, les encanta salir en televisión”, tiró en estas horas una autoridad partidaria.
La reunión de bloque prevista para hoy promete ser un hervidero porque se fijó como fecha límite la rubrica de un acuerdo que este fin de semana se paseó como borrador por el celular de todos los legisladores radicales y que establece a los firmantes “formalizar la aceptación al reglamento para continuar siendo parte del bloque”. ¿Qué implica? La aceptación, por parte de todos los integrantes del bloque de la UCR, a aceptar la votación de la mayoría.
Hace varias semanas que la reuniones de los martes de esa bancada son una batalla a cielo abierto. “Significa siempre salir raspado”, describió un diputado.
Después de ese encuentro de este martes, podría empezar a formalizarse la ruptura del bloque. Es que hay diputados como Facundo Manes, Fernando Carbajal, Pablo Giuliano, Mariela Coletta, Martín Tetaz o Danya Tavela, referenciados su mayoría en Lousteau y Emiliano Yacobitti, que solo están dispuestos a no partir la bancada si los “radicales peluca” la abandonan. Y esos legisladores que están ahora cada vez más cerca del gobierno no tienen pensado hacerlo.
La situación sobrepasó por completo a De Loredo, que en una reciente reunión cerrada con su grupo más íntimo incluso planteó que podía dar un paso al costado de la presidencia del bloque. Existe, además, otro grupo, integrado por Karina Banfi, Fabio Quetglas o Julio Cobos, que plantean una convivencia pacífica que pareciera imposible.
La complejidad de la situación se traslada a las provincias: los gobernadores radicales saben que necesitan sí o sí de una relación amigable con el Ejecutivo de cara a las elecciones del año próximo. El caso más urgente es el de Corrientes, que en el 2025 elige gobernador y Gustavo Valdés no puede reelegir. También hay una creciente incertidumbre por la postulación de Mario Negri a la AGN. ¿Una fractura en el bloque en la Cámara baja puede afectar esa nominación? En su entorno creen que no.
La interna dentro del bloque radical en Diputados está a punto de estallar. Es palpable a diario, hasta en el grupo de WhatsApp de la bancada. La semana pasada, uno de los diputados envió a modo de chicana el teléfono de la ministra Patricia Bullrich, a la que un sector sindica como una de las que convenció a los radicales que votaron con el Ejecutivo el veto a las jubilaciones. El diputado dijo que el número era para “los traidores” que responden a la ministra.