Desde hace varios años, un club de empresas comandadas por el misterioso Carlos Bibulich mantiene en jaque a gran parte de la administración federal obstaculizando todas y cada una de las licitaciones que ponen en riesgo sus negociados con la alimentación en cárceles, hospitales y escuelas.
Carlos Bibulich se jacta, según algunos miembros de la industria, de “manejar como se le canta” al sistema. Y si a los hechos tenemos que remitirnos, el Club de los Siete funciona plenamente a su antojo.
Grupo Valber, Compañía Integral de Alimentos (Royal Chef Catering), Food Rush Gastronomía, Kyan Salud, Caterind, Máximia y Bio-Limp SA son las firmas que mantienen desde más de cinco años como rehenes a los funcionarios de los ministerios de Justicia, Salud y Educación, que son “obligados” por el Club a mantener sus servicios hipercondicionados, entre otras cosas, mediante un formato de contratación por “legítimo abono”. Esto sucede tanto a nivel nacional como en el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Este “legítimo abono” es un formato que hace que el precio del servicio, al no existir licitaciones ni órdenes de compra, se determine a antojo de Bibulich, que para sostener este sistema de extorsión “mueve los hilos” para voltear y hacer fracasar todas las licitaciones que, en condiciones normales, los dejarían fuera del negocio, ya que esas empresas tienen un historial grave de denuncias por ofrecer alimentos en mal estado no solo a las cárceles sino también en Hospitales.
Los funcionarios que tienen la tarea de enfrentarse al oligopolio de la alimentación, no han logrado aún desentramar la compleja red “acuerdos” que Bibulich maneja desde las sombras para beneficiarse del sistema.
Hacer fracasar las licitaciones para sostener a sus empresas amigas del club y además cobrar hasta un 25 por ciento más del precio que estipulan los pliegos licitatorios que jamás prosperan.
Bibulich, “el jefe de esa banda” como algunos funcionarios lo identifican, fue procesado en 2018 por evasión impositiva ligada a “Compañía Hotelero Gastronómica Iberoamericana SA” e “Integralco SA”, ambas utilizadas para facilitar negocios ligados a los Hoteles del Complejo Turístico de Chapadmalal, otro de los lugares copados por Bibulich.
Pero esa no es la única razón por la que este personaje comenzó a destacarse negativamente en el ámbito de la gastronomía. Un informe periodístico sobre lavado de dinero y cuentas no declaradas del diario Página 12 lo identifica a él y familiares en un listado de “personas que hicieron transferencias off shore o préstamos back to back”.
Lo curioso de esta situación es que Bibulich reviste categoría de monotributista ante la AFIP.
En 2018, la Administración Federal de Ingresos Públicos inició una demanda penal tributaria que devino en un proceso judicial por evasión impositiva al que fue sometido Bibulich, y que se tramitó en el Juzgado penal Económico Nro. 1.
Como parte del expediente se publica de manera oficial un pedido para que Carlos Bibulich pueda abandonar el país con destino muy llamativo, la ciudad de Montego Bay, Jamaica, con escala en Panamá, destino al que este monotributista disfrutó entre el 17 de mayo y el 28 de mayo de 2019.
La pregunta obligada entonces es: ¿Cómo hace Bibulich para realizar viajes a paraísos fiscales declarando un ingreso de 15 mil pesos y pagando en impuestos al estado 1.267 pesos por mes en concepto de monotributo, siendo que sus empresas facturan más de 6.000 millones anualmente?
LOS VÍNCULOS CON EL GRUPO EXXEL DE JUAN NAVARRO
No sólo la Justicia lo investigó por evasión. Tras varias idas y venidas, Bibulich gestó un negociado vendiendo su empresa Integralco SA a un precio millonario en dólares al por entonces Grupo Exxel de Juan Navarro. No hace falta aclarar que tras endeudarla y despojarla de todos sus activos, la firma volvió a su dueño original por mucho menos del valor en el que la vendió.
Integralco SA aparece ligada a esta venta escandalosa al grupo Excel que además terminó por explotar con un conflicto mediático y judicial aún más grave, Bibulich había designado al frente de su empresa a un indigente, sin ingresos y que residía en un albergue de la Ciudad de Buenos Aires.
El monotributista millonario está, además, acusado de armar un sistema, actualmente bajo investigación, en el que once empresas que le responden de forma directa se han visto beneficiadas por un “doble pago” de servicios de alimentación en escuelas de la Ciudad de Buenos Aires, cobrándoles a las jurisdicciones nacional y local por el mismo servicio. Esta denuncia fue realizada por legisladores porteños y en este enlace se explica cómo Bibulich estafa al estado.
Estas empresas figuran en los registros de aportantes de campaña de Cambiemos, dándole soporte a Mauricio Macri y María Eugenia Vidal en las elecciones de 2015 y 2017 respectivamente.
Una breve consulta nos arroja además el entramado de otras sociedades vinculadas a las firmas de Bibulich de las que sí tuvieron su participación en el directorio.
Las redes sociales tampoco perdonan al Club, y en sus empresas existen varias denuncias sobre pago de salarios en negro, maltrato a empleados, incumplimiento de los contratos de trabajo, entre otras. Aunque la perlita de todas estas es Food Rush, la varias veces denunciada empresa que entrega comida en mal estado en hospitales y a los presos del Sistema Penitenciario Federal.